Fuente | Óscar Portilla

Otro empate. Otro partido sin claridad. Ecuador no logra conectar lo que pretende con lo que ejecuta, y en la “canchita” la pizarra explica por qué el equipo luce confuso y sin ritmo.

Sebastián Beccacece busca darle más salida y más juego ofensivo a la Tri, pero el resultado ha sido lo contrario: desorden, espacios y poca generación.
Ante México, el equipo formó con Galíndez; Preciado, Ordoñez, Pacho, Medina; Alcívar, Franco, Vite; Minda, Yeboah y Enner Valencia.
Una estructura 4-3-3 que en teoría prometía transiciones rápidas, pero que en la práctica dejó más huecos que opciones.

El problema surge en los movimientos sin balón. Cuando Ecuador defiende, Alcívar, Franco y Vite deben cerrarse para proteger el bloque, mientras Minda y Yeboah bajan a ayudar. Pero cuando el equipo intenta salir, Preciado y Medina se proyectan al mismo tiempo, y eso rompe el equilibrio.
Alan Franco y Pedro Vite quedan a medio camino entre defender y crear, y la pérdida de un balón como la que origina el gol mexicano expone una línea defensiva abierta y lenta para replegar.

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