Fuente | Óscar Portilla

Hoy es uno de esos jodidos días. De esos en los que el hincha no duerme, o si duerme, no descansa. Porque no se madruga al trabajo, se madruga al sueño, a la ilusión de que su equipo ese que lleva en el alma haga historia.

Hoy no importa tanto la táctica ni las alineaciones; eso se verá en la cancha. Hoy lo que importa es la mística, la fe y la pasión del hincha. Ese ritual que empieza desde la noche anterior, con cábalas, con nervios, con abrazos que parecen formar batallones emocionales listos para entrar a la guerra del alma futbolera.

No es un día normal. Es el día del hincha de Liga Deportiva Universitaria, el día del partido más importante del año. Un día en el que la ansiedad se mezcla con la esperanza, en el que cada latido tiene forma de balón y cada mirada apunta al cielo.

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