Fuente | Óscar Portilla
A veces, en el fútbol, los partidos no se ganan solo con jugadores, tácticas o estadísticas. Liga Deportiva Universitaria lo sabe bien, y este miércoles 21 de octubre, el misterio blanco se hizo presente una vez más en la Copa Libertadores. Frente a un gigante como Palmeiras, el equipo de Tiago Nunes escribió una nueva página de leyenda.
Con un plantel corto, lesionados y suspendidos, y la presión del torneo local que lo coloca a 15 puntos del líder, LDU enfrentaba un reto que, en papel, parecía imposible. Pero hay noches en Quito que no se explican, se sienten. Y cuando la camiseta de Liga pesa, el alma responde. El estadio Rodrigo Paz se convirtió en un templo de fe y determinación, donde cada jugador dejó todo por la camiseta.
La historia no perdona, y Tiago Nunes entendió eso perfectamente. A falta de piernas, sobró corazón; a falta de nombres, brilló la identidad de un equipo que no se rinde, que nunca se olvida de su grandeza. Liga presionó alto, golpeó rápido, jugó con fuego en los ojos. Cada pase, cada anticipación, cada lucha de balón, fue una declaración de fervor. Tres golpes letales fueron suficiente para despertar al gigante Palmeiras.
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