El fútbol ecuatoriano está en peligro. No es solo un problema de fútbol, sino de valores y de seguridad. En una reciente denuncia publicada en el portal Primicias, se ha revelado un vínculo aterrador con mafias brasileñas que han infiltrado el fútbol ecuatoriano, extendiendo su influencia más allá de los campos de juego. Sobornos, amenazas de muerte y amaños de partidos son solo la punta del iceberg de una crisis que amenaza con destruir la esencia del deporte más querido de Ecuador.
Según el testimonio de fuentes cercanas, las mafias brasileñas han conseguido entrar en los clubes ecuatorianos, ofreciendo grandes sumas de dinero —hasta 80.000 dólares mensuales— a cambio de manipular jugadores, partidos y hasta la dirigencia de los clubes. Los jugadores no son el único objetivo: los directivos también son blanco de amenazas físicas y emocionales. En uno de los casos más desgarradores, se menciona que los mafiosos secuestraron y golpearon al presidente de un club ecuatoriano, amenazando a su familia. Todo esto, mientras las mafias se hacen de una gran influencia a través de sobornos y conexiones internacionales.
