Fuente | Óscar Portilla

Barcelona Sporting Club parece haberse especializado en cocinar su propio menú de decepciones. El presidente prometió no traer “nombres chimichurris”, pero terminó sirviéndole a su hinchada un centenario condimentado con frustraciones, excusas y un proyecto recalentado que nunca terminó de cocinarse.

Lo de ayer, perder ante Cuenca Juniors, un club de segunda categoría y con pocos años de fundación, no es un accidente: es el retrato perfecto de un gigante que olvidó cómo comportarse como tal. En lugar de preparar un plan sólido para honrar los 100 años de historia, Barcelona mezcló discursos sin sazón, fichajes sin orden y resultados que hoy tienen gusto a derrota prematura. Barcelona vive su centenario con la paradoja más dolorosa: tener historia de gigante, pero presente de equipo confundido, sin norte y con la mesa servida… de decepciones.

0 Se el primero en dar me gusta..

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *