Fuente | Óscar Portilla
A mitad de año se escuchó la frase: “reforzar por reforzar, ¿para qué?”. Hoy la realidad es clara: la plantilla es limitada y no está para tres competiciones. No lo digo yo, lo dijo Gabriel Villamil a la TV boliviana:
“Tenemos partidos muy seguidos, viajes complicados, la recuperación es difícil y al final tenemos un plantel bastante corto. No tenemos mucho recambio, somos los que estamos y tenemos que recuperarnos. Eso es lo más difícil de lo que intentamos hacer.”
Frente a eso, ¿qué respondió el presidente de LDU, Isaac Álvarez, en Radio Sucre? Que reforzar ahora es “mentiroso”, que solo serviría para dos partidos y que el equipo ya es cohesionado. Además, recalcó el esfuerzo económico que implicaría.
La contradicción es evidente: el plantel pide aire, pero la dirigencia prefiere justificar su inmovilidad. Y ahí está el punto: si la comisión de fútbol o la secretaría técnica llegaran con propuestas concretas, con negociaciones avanzadas y alternativas reales, otra sería la historia para Tiago Nunes. Pero eso parece demasiado esperar de una estructura dirigencial que hasta ahora no marca diferencia.
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